Capítulo 19
Capítulo 19
Capítulo 19
“¡Rafaell” Estela había corrido a su encuentro, extremadamente atenta. “Te he estado esperando aquí por mucho tiempo! Te pedi tu café expreso favorito, después del desayuno vamos a la cubierta a tomar aire fresco, ¿qué te parece?”
Rafael frunció el ceño, se detuvo al ver una silueta de una mujer que ya conocía en particular, y luego volvió a moverse.
“Rafael, ¿por qué te dormiste tan temprano anoche?”
“No me sentía bien”.
Al oir esto, Violeta no pudo evitar mirarlos.
Rafael, que se había sentado, también la estaba mirando, sus ojos profundos y tranquilos reflejaban su imagen
suavemente.
Estela también se dio cuenta, y con un pucherito encantador, comenzó a quejarse. “Le dije a mi hermana que no lo hiciera, que me iba a hacer sentir incómoda si ella me sirviera, pero ella nunca me escucha, me dijo que ese es su trabajo, así que tuve que dejarla hacerlo.”
Violeta se burló por dentro de ella, ya estaba demasiado acostumbrada a ese comportamiento.
¡Esta vez no podremos llevarla con nosotros!” Estela parecía realmente apenada.
“Disfruten su comida.” Después de servirles su pedido, Violeta finalmente pudo irse..
“Rafael, ¿quieres que te añada un poco de leche a tu café?”
“Rafael, ¿puedo ser tu pareja de baile en la fiesta de esta noche?”
La voz de Estela detrás de ella poco a poco se desvaneció, Violeta miró hacia atrás a los dos comiendo.
Hace poco tiempo, ella cruelmente pensaba que ellos eran la pareja perfecta, pero ahora, quería negarse a creer eso.
Violeta estaba parada al lado de una mesa larga, el viento frío había despeinado su cabello.
La fiesta se celebraba en la cubierta, las luces de las lámparas de magnolia iluminaban todo el barco, con copas y risas, perfumes y sombras, las luces del otro lado del río parecían de otro mundo.
Excepto por el personal de servicio como ella, todos estaban elegantemente vestidos, en grupos pequeños disfrutando de
la velada.
Pero Violeta podía ver a Rafael en la multitud, vestido con un traje negro discreto, con la chaqueta abierta y sin corbata, solo un pañuelo doblado en el bolsillo de su pecho izquierdo.
Notó que desde que la fiesta comenzó, siempre había gente a su alrededor.
Rafael no hablaba mucho, asentía con la cabeza de vez en cuando, pero la mayoría de las veces, su asistente hablaba por
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Su expresión era fría, emanaba una poderosa aura de autoridad, sus músculos eran marcados, y las luces que se reflejaban en el río brillaban en sus ojos, eran deslumbrantes.
Desde donde estaba parada, en una esquina oscura, hubo un instante en que se olvidó de respirar.
Cuando se dio cuenta de que había estado distraída por mucho tiempo, Violeta se regañó a sí misma.
¡Casi se convierte en una tonta enamorada!
Retiró la mirada, y notó que Estela, que estaba a pocos pasos de distancia, la estaba mirando fijamente, parecía muy molesta con su atención hacia Rafael.
Cuando Estela se acercó, Violeta se dijo a sí misma, si puedes evitarla, hazlo, si no puedes, ignórala.
Así que cuando Estela deliberadamente golpeó su bandeja al tomar un cóctel, causando que todos los cócteles cayeran y se rompieran, ella simplemente limpió el desorden en silencio.
“¿Vas a dejar que te trate así sin defenderte?”
Un par de zapatos de charol brillantes entraron en su campo de visión, seguidos por una voz masculina tranquila.
Violeta levantó la vista para ver a Rafael, con su copa de vino tinto, mirándola con desdén desde su posición elevada. Su puño estaba adornado con un ágata roja, que brillaba junto con el vino en su copa, atrapando la atención de los demás.
Ella se calmo, recogió la bandeja y se levantó. “Si un perro rabioso te muerde, ¿lo morderías de vuelta?”
“….” Rafael se quedó sin palabras.
Esa analogia era irrefutable.
Viendo como se alejaba para buscar más cócteles, Rafael sonrió ligeramente, una sonrisa bastante sincera,
Su asistente, Raul, estaba asombrado: el gran jefe estaba sonriendo de una manera que parecía que estaba enamorado….